Todas las caras de la inocencia

Una de las cuestiones más representativas de mi infancia es cómo me enamoré de los libros; nadie me leyó antes de dormir y, pese a que mi crianza fue dentro de una atmósfera intelectual, mis padres no leían por los rincones como para que les imitara.
Literatura infantil

Una de las cuestiones más representativas de mi infancia es cómo me enamoré de los libros; nadie me leyó antes de dormir y, pese a que mi crianza fue dentro de una atmósfera intelectual, mis padres no leían por los rincones como para que les imitara.

Entonces, ¿qué marcó la diferencia para que me convirtiera en una amante de las letras? La respuesta está en mis padres, quienes nunca limitaron mi camino lector,  sabían que no entenderlo jamás sería un obstáculo, me permitían tomar cualquier libro… cualquiera. Jamás cuestionaron mi capacidad, y me parece que esa es la clave. 

Libros infantiles
Libros infantiles

Con el tiempo, las generaciones cambian y se adaptan a las herramientas que llegan a nuestras manos; audiolibros, booktubers, kindles, etc. Pero los temas que atañen a la niñez son, en el fondo, los mismos. Personalmente no soy partidaria de poner pantallas frente a los niños, pero entendiendo que resulta inevitable, lo único que aplaudo es cierta accesibilidad junto al acompañamiento adulto en el aprendizaje infantil.

Quizá puedan descubrir mundos maravillosos juntos y puedan construir puentes donde este descubrimiento se nutra de otros vasos comunicantes, pero, ¿cómo empezar a nutrir la curiosidad de los más pequeños? Mostrándoles un panorama amplio y real de la vida, mientras tejemos una red de letras, una red segura

Libros infantiles

Adaptarse es uno de los factores más importantes cuando hablamos de evolución; aunque el papel siempre será mi favorito, los audiolibros y ebooks son buena herramienta para cultivar el aprendizaje en los niños e inmiscuirlos en el mundo literario. 

Aquí te dejo algunas recomendaciones que pueden cambiar tu idea de la literatura infantil.

Uno de los efectos modificadores de esta literatura fue, sin duda, el Efecto Harry Potter; dentro de sus características, lejos de si diseccionamos en una discusión qué podría o no hacerlo literatura, lo más destacable es su impacto en la creación de lectores ‒atrapando la atención constante entre niños de 8 y 9 años‒, muchos de estos lectores, a su vez, se han convertido en escritores, ampliando un nuevo panorama literario.

Y es que la columna vertebral de la literatura siempre fue y será ofrecer un santuario a quien se acerque a ella, un lugar de experimentación emocional desde la comodidad de un sillón, ahí es donde los niños se sienten cobijados, porque se les muestran partes del mundo sin exponerlos necesariamente a sus horrores. 

Por otro lado, Lemony Snicket apuesta por otra aproximación; el mundo siempre será un lugar cruel con pinceladas de bondad y empatía, pero debes buscar la manera de encontrarlas. Para él, desde la voz de su personaje, Violet Baudelaire, ‘siempre se puede’, pero jamás cae en la positividad tóxica, esa con la que numerosas veces buscamos atragantar a los jóvenes.

Libros infantiles
Libro infantil de una serie de eventos desafortunados

En Una serie de eventos desafortunados, Snicket le otorga un lugar a las emociones ‘prohibidas’; la desesperanza, la orfandad, la pérdida, la villanía, la avaricia, el asesinato y la muerte. Nos muestra la realidad porque sus personajes no tienen magia, sino ingenio, conocimiento y poder de resolución.

Así, junto a sus hermanos menores, Violet hace todo lo posible por surfear el mundo y sus pruebas, además de sus corrupciones a las cuales, usualmente estamos a mayor merced durante nuestra vida adulta, manteniendo una filosofía personal: mientras se mantengan juntos siempre tendrán un hogar. Klaus Baudelaire complementa el ingenio de su hermana con su arma más poderosa, los libros, sabe casi todo sobre todo porque siempre hay algo que aprender y la bebé Sunny, bueno, ella tiene cuatro afilados dientes que sacan de problemas a sus hermanos en más de una ocasión.

Creo que lo más valioso de esta saga ‒porque estas aventuras se desarrollan a lo largo de trece libros‒ es acompañar estas infancias particulares, y aprender la lección más importante: jamás subestimar la capacidad de los niños. 

Bajo este tenor, antes que Snicket, el mayor pavimentador del camino, fue el gran Roald Dahl; con sus historias encontró el balance de todas las heridas infantiles y les brindó la solución en su perfecta medida.

En muchas ocasiones toca el tema de la orfandad en un sentido literal y, en otras, virtual ‒Las brujas es el primer caso y Matilda el segundo‒, en todos sus libros hay magia -como en Willy Wonka o Jim y el durazno gigante-. Pero es imposible ignorar el estandarte principal con el que cubre a cada niño que lo lee: ‘no estás solo’ y ‘tu individualidad es especial’.

Para él, también, los mejores salvavidas son los libros y sus héroes lo saben, recurriendo a ellos constantemente para encontrar soluciones y un refugio para la soledad y la tristeza.

Dr. Seuss, autor e ilustrador de más de 60 libros, desde su pasión por el lenguaje hasta su anarquismo político, defendía fervientemente que ‘los niños pueden ver una moraleja a una milla de distancia y se ahogan en ella’. Sucede que Seuss primero eligió el humor por encima del dogmatismo hasta que, eventualmente, fusionó los dos y eso abrió paso a sus rimas surrealistas y a las criaturas fantásticas que poblaban sus obras. Mas nunca negó, aunque igual mimetizaba por momentos, sus tendencias políticas; durante la Segunda Guerra Mundial satirizó a Hitler, Stalin y Mussolini y abogó por la tolerancia racial.

 En sus obras: El Lorax, El gato en el sombrero y El Grinch, toca la ira, la frustración, la soledad y, por supuesto, algo de propaganda armamentística, pero dentro de una prosa poética, rimando lo que sucedía para que nadie pudiese olvidarlo.

Lo valioso de estos ejemplos, desde mi punto de vista, es entender que el mundo y sus catástrofes no van a ceder sólo porque las generaciones pasan. Como se menciona al inicio de esta pieza, siempre existirá el poder de adaptación, habrá nuevos conflictos y nuevas heridas, pero otras serán las mismas. 

¿Qué podemos hacer entonces nosotros por las infancias que nos toca dirigir? Guiarlos sin someterlos, sin mentirles sobre las realidades del mundo que deberán enfrentar, pero sin mermar en su inocencia:

Es verdad que ‘siempre se puede’

Es verdad que ‘nunca estás solo

Es verdad que ‘tu individualidad es importante

Es verdad que ‘la magia existe

Es verdad que ‘los libros son salvavidas

Démosle siempre el lugar que se merecen y permitamos que, desde su inocencia, su ingenio y su imaginación, invadan de ideas frescas el nuestro, donde muchas veces olvidamos que internamente, nuestra inocencia se mantiene viva, sólo se adaptó para sobrevivir. 

Compra y lee -o deja que lo hagan por su cuenta- un libro a tus hijos (sobrinos, nietos, primos, niñxs),  les darás herramientas nuevas para enfrentar el mundo que les espera y podrás entregarles la certeza de que ‘no están solos’. 

Con las herramientas correctas, un acompañamiento consciente y una libertad intelectual, desde la alegría o la desgracia, no existe tema complicado que un niño no comprenda o sea incapaz de superar.